Crítica de discos: The War On Drugs (@warondrugsjams) – Lost In The Dream


The War On Drugs

Lost In The Dream

Secretly Canadian 2014

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A pesar de que Kurt Vile y Adam Granduciel procedían de ciudades y ambientes distintos (Philadelphia el primero, Oakland, California el segundo), empatizaron nada más conocerse e iniciaron sus carreras musicales creando conjuntamente grabaciones Lo-fi, sin duda debido al amor que ambos compartían por Bob Dylan y otros próceres del rock americano de los 70. La estrecha colaboración entre ambos dio pie a The War On Drugs, aunque el único LP que llegarían a publicar juntos fue Wagonwheel Blues (2008), pues al poco tiempo Kurt Vile sacó en solitario Constant Hitmaker y prefirió centrarse en su carrera en solitario.

Es curioso que habiendo decidido separar sus caminos, tanto Vile como la formación restante de The War On Drugs han tenido evoluciones parecidas, alejándose del ruidismo de sus comienzos para acabar, con matices, mirando hacia el alt-country y las solitarias autopistas en clave ochentera. Tras varios cambios en su formación, Adam Granduciel ha acabado encontrando en David Hartley (bajo, guitarras), Robbie Bennett (teclados, guitarras) y Patrick Berkery (baterías) la alineación perfecta para defender su disco más maduro, Lost in The Dream, que salió a finales de marzo de este año.

El comienzo es toda una declaración de amor a la americana que se hacía en los 80s, con Bruce Springsteen y Tom Petty en el punto de mira, pero con suficiente personalidad y ciertos toques actuales que impiden hablar de una mera revisión revival. La paciencia te premiará si decides prestarle atención a Under The Pressure, con sintetizadores en la línea del The Boys On Summer de Don Henley (Eagles). Red Eyes podría ser uno de los mejores singles guitarreros del año, susurrante (“come and ride away, it’s easier to stick to the earth, surrounded by the night and you don’t go home”), con una sección de trompetas a la altura de su elegante riff.

También como Vile, Granduciel ha sido de Pavement y el noise-rock, pero esto se ha evaporado complemente en este disco. Una muestra es Suffering, balada de desamor que le acerca a los momentos más románticos de Wilco. Otra es el tremendo homenaje a la soledad de An Ocean In Between The Waves, donde nos vamos a un viaje (o persecución de carretera) por el desierto de siete minutazos que aun así se quedan cortos. Aquí predominan los grandes espacios, tal y como los encontramos en la pacífica Disappearing (con más de un ojo puesto en Dire Straits) o la atmosférica The Haunting Idle.

Eyes To The Wind es la gran concesión dylanesca, soberbia en todos sus elementos, desde el reverb, el piano, el saxo del final o la preciosa y desoladora letra (“will you let it pull you again on the way back in? i’m a bit run down here at the moment, let me think about it babe, let me hold you”). Una gran joya que ya valdría por sí sola la escucha del disco. La recta final de este señor álbum baja tranquilamente en los cauces de Rod Stewart en Burning y el Springsteen más meloso en Lost In The Dream, para acabar desembocando en las olas oceánicas y acogedoras de In Reverse, otra de las canciones que podrían prendar a los nostálgicos de Bob Dylan o Fleetwood Mac.

Un disco excelente, que refleja mimo y buen gusto por todos lados. Si aun te queda algo de verano y tienes muchos kilómetros por delante, se me ocurren pocos compañeros de viaje más gratos que este Lost In The Dream.

Juan Pablo Reig

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