Crítica de discos: Weezer @Weezer – Everything Will Be Alright In The End


Weezer

Everything Will Be Alright In The End

Republic Records 2014

Weezer

 

Uno de los grupos más entretenidos y reconocibles de los 90 ha vuelto. En efecto, es oír la voz del genial freak-líder que es Rivers Cuomo, así como las afiladas guitarras de Brian Bell, sumados a la batería de Patrick Wilson y el bajo de Scott Shriner, y recordar con cariño la carga emocional de canciones como Buddy Holly, donde ese “i don’t care what they say about us anyway” se convertía en una referencia de autoafirmación juvenil.

Con el humor irónico de Rivers Cuomo (siempre bajo una perspectiva geek), combinado con unas poderosas melodías, Weezer supieron sortear la ola del post-grunge subidos sobre dos magníficos discos, Blue Album (1994) y Pinkerton (1996), a medio camino entre bandas setenteras como Ramones o Cheap Trick, la distorsión guitarrera heredada de Pixies, y el punk-pop californiano (Greenday, Blink-182) que se consolidaría más adelante. Curiosamente parecieron retirarse con la explosión de esta escena que tanto habían influido para reaparecer con el Green Album (2001), lo más cercano a Beach Boys que habían hecho nunca y con dos de sus mejores singles (Hash Pipe, Island In The Sun), seguido de Maladroit (2002), en el que airearon su vertiente más metalera.

Pero tras estos dos dignos trabajos Weezer entró un poco en barrena a partir de Make Believe (2005). Durante casi una década los de Rivers Cuomo creyeron que un buen single compensaba un mal álbum; y en parte ayudados por el nivel de frikismo en sus divertidos videoclips, eso es lo que significaron Pork And Beans, Troublemaker o If You’re Wondering If I Want You To, pero no había mucho más que rascar.

En Everything Will Be Alright In The End han vuelto a contar con Ric Ocasek (The Cars) para redirigir su rumbo (y nunca mejor dicho, pues ya se les iba de las manos hasta el crucero para fans que habían montado), como ya hicieron tras su parón de cinco años post-Pinkerton. La potencia sonora de Ain’t Got Nobody da como apertura simpática y poco más, inofensivo para dar la bienvenida, todo lo contrario que el siguiente, el single Back To The Shack. Lo primero a destacar el sólo de guitarra de Rivers Cuomo a lo Pearl Jam, lo segundo una de sus mejores letras en los últimos tiempos, llena de disculpas por sus bandazos en sus últimos discos (“sorry guys, i didn’t realize that i needed you so much, i thought i’d a new audience, i forgot that disco sucks”) y con un estribillo tan nostálgico como certero (“take me back, back to the shack, back to the strat with the lightning strap; kick in the door, more hardcore, rockin out like it’s 94”). Eulogy For A Rock Band es otra muestra de que han vuelto en buena forma, con más ramalazos de guitar hero acompañados de sintetizadores e incluso griterío fan, una de las mejores melodías pop de los últimos Weezer.

I’Ve Had It Up To Here cuenta con la colaboración de Justin Hawkins de The Darkness, y no queda para nada mal empastada con la energía de Lonely Girl, otra señal más de que están mirando con mayor detenimiento sus álbumes noventeros. El patetismo auto confesado de Rivers Cuomo y sus relaciones con las mujeres salen a relucir en temas como Da Vinci o el luminoso himno que es Go Away, cantado junto a Bethany Costantino (Best Coast) y uno de los clímax del disco. Quizás solo desentona ligeramente The British Are Coming, que comienza un poco blandengue y parece homenajear hacia el final a grupos como Guns’N Roses, aunque tampoco es ningún horror.

Hacía el final, apuntalan el notable de su noveno disco con Cleopatra, quizás el mejor tema de esta entrega. Las guitarras acústicas y armónica del comienzo dan pie a un ritmo crujiente donde tanto Pat Wilson como Brian Bell dan lo mejor de sí, con letra que parece referirse a los juguetes rotos del pop actual (“your beauty is faded, you’re a broken shell, it’s only the weak that fall for your spell”). Foolish Father es otra magnífica demostración guitarrera y cuenta con los mejores coros de Everything Will Be Alright In The End; pero cuando todo parece concluir aún queda el tremendo outro de The Futurescope Trilogy, una delirante y divertida ópera-rock jam de tres piezas (The Wasteland, Anonymous, Return To Ithaka) que no hace sino confirmar que Weezer se vuelven a sentir jóvenes, confiados y a gusto, firmando el mejor disco que podíamos esperar de ellos tras 20 años de trayectoria.

Juan Pablo Reig

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