Crítica de discos: Johnny Marr – The Messenger


Johnny Marr

The Messenger

Warner Bros 2013

Más de un cuarto de siglo tras la separación de The Smiths y todavía salen de cualquier sitio músicos que se reconocen deudores del estilo de Johnny Marr, dueño de una técnica guitarrera basada en limar los riffs del postpunk hasta conseguir acabados realmente luminosos con los arpegios, como muestran temas míticos como This Charming Man, How Soon is Now? o Big Mouth Strikes Again. Y pese a este nivel de reconocimiento, el guitar hero de Manchester no se había sentido hasta ahora con confianza de acreditar un trabajo como enteramente suyo; pasando las dos últimas décadas integrando grupos como Modest Mouse (2007), The Cribs, The Healers o Electronic; pero siempre en un discreto segundo plano mediático en comparación con la carrera post-Smiths de su ex colega Morrissey.

Auto producido por el propio Marr, The Messenger no resulta un exclusivo catálogo de las clásicas habilidades smithianas del guitarrista, mostrando como su sonido se ha ido enriqueciendo con aportes del rock alternativo de los últimos veinte años. El disco se abre con dos cortes bastante potentes, gustándome más la revisión al sonido de The Who de The Right Thing Right que la paranoica I Want a Heartbeat, en la que por momentos parece poseído por Matt Bellamy de Muse. Más inspirada resulta European Me, que cuenta con los cristalinos riffs marca de la casa y unos coros femeninos adornando el escapista estribillo (“free, free, free, i was outside now still got a place to go”). Los notables singles del disco muestran la amplia visión retrospectiva de Johnny Marr; mientras exhibe musculo en el power pop de Upstarts (que podría pertenecer a los The Jam de All Mod Cons), The Messenger es un rompepistas perfecto para discotecas indies con un cierto sabor a grupos como Interpol, con un estupendo trabajo de guitarras y bajo acompañando la etérea voz del ex Smiths. Entre ambas, Lockdown (otro gran tema) nos retrotrae a los 90 con su luminosidad y sus ecos a Oasis o The Verve.

La segunda parte del disco vuelve a mostrar como Johnny Marr ha ido recrudeciendo su estilo en los últimos tiempos, como ejemplos valen Generate! Generate!, Word Starts Attack (muy Franz Ferdinand) y especialmente el cruce entre garage y new wave que es Sun And Moon, pura carne de directo. Pero también hay paisajes reflexivos como los de la melancólica Say Demesne, con una lograda atmosfera que recuerda a Echo & The Bunnymen, o los de la mejor canción del disco New Town Velocity, cuyos primeros acordes nos traen a la memoria el célebre There Is A Light That Never Goes Out de The Smiths. Aunque es probable que estos no se vuelvan a reunir debido a las diferencias musicales y de personalidad de sus dos figuras principales, sin dudas Marr puede llegar a convencer tanto a nostálgicos como a recién iniciados con un buen compendio de pop-rock británico como es este The Messenger.

Juan Pablo Reig

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.