LOW 2025: MAGIA EN BENIDORM
La decimoquinta edición del festival levantino prometía ser una conmemoración especial desde que en 2009 se ideó un evento que ha mantenido una gran forma desde entonces, sobreviviendo a un ligero cambio de nombre y, más importante, a una pandemia que llevó al colapso festivalero.
Primera jornada
Así pues, el viernes comenzaba nuestro periplo inicial, como siempre, en Luceros-Tram. Porque nuestra experiencia Lower no está completa sin esa horita y veinte de viaje en el tranvía. Paradita de rigor en el bar Granados para repostar antes de entrar. Primer objetivo de la tarde: Judeline a las 19:15. Las colas para la apertura de puertas a las 18:45 eran kilométricas… “vaya, empezamos mal”. La cola avanzaba rápido, menos mal… pero, ¿y el puesto de prensa? “Ah, allí está… uff, 20 minutos para comprobar una acreditación, no llegamos.” Llegar, llegamos, pero a medio concierto. La actuación de Judeline, con gritos de “reina, reina”, estuvo marcada por una mezcla de electrónica, flamenco y R&B, cautivando con su presencia hipnótica. Reina, le auguramos un estrellato fulminante.
Con un poco de prisa nos movimos raudas al escenario principal para ver a Carolina Durante. Entre veinticinco bandas poperas nacionales que aluden a lo viejuno y que sencillamente suenan a lo mismo, los de Madrid destacan por unas letras llenas de autoironía, frustración y ansiedad postmilenial que conectan con un público joven, el público que habla su idioma. Toda la puesta en escena está diseñada como una oficina “anticuada”, con paredes amarillo pálido, archivadores, ordenadores viejos, impresoras, plantas de plástico y montones de papeles apilados. La introducción del concierto fue la sintonía de la serie The Office, reforzando la temática desde el primer instante. Nuestro Michael Scott particular: Diego Ibáñez, con la muleta que lleva acompañándole desde que se rompiera el ligamento cruzado en abril. No se ha perdido un festival estival desde entonces, jugándose el cuello literalmente a cada saltito a la pata coja que daba. ¿Hay algo más punk que eso? Brutales, como siempre.
Pet Shop Boys fueron los cabezas de cartel de la noche y cumplieron con un despliegue de visuales no aptos para los tripofóbicos. Por supuesto, no faltaron todos los hits, que para ello presentaban la gira de 40 años. Un ejemplo de cómo envejecer con clase gracias a su impecable pop electrónico que hizo las delicias de mayores y jóvenes. Neil Tennant y Chris Lowe ofrecieron un show de aproximadamente hora y media que arrancó con Suburbia y atravesó himnos como It’s a Sin o Always on My Mind, envueltos en una escenografía hipnótica que combinaba luces intensas, formas geométricas y una elegancia minimalista muy en su línea. La conexión con el público fue inmediata: miles de personas coreando cada canción en un ambiente de euforia. Más allá de la nostalgia, supieron demostrar que su propuesta sigue viva, vibrante y relevante en pleno 2025, con guiños a su último álbum Nonetheless y una puesta en escena que mezcló teatralidad y contención con maestría.
El cierre de la jornada lo puso el dúo colombiano Bomba Estéreo, que hizo las delicias de los más bailongos del festival. Su estilo, que fusiona sonidos tradicionales caribeños con ritmos electrónicos actuales, logró congregar a miles de personas pasada la una de la mañana, manteniendo la energía del festival hasta altas horas. Fue un cierre lleno de vitalidad que celebró la diversidad y la conexión, uniendo a diferentes generaciones en una misma vibración rítmica en la no tan calurosa noche levantina. Y es que el tiempo fue un agradable aliado en la primera jornada festivalera.
Segunda jornada
Mismo plan: tranvía, bocadillo y cerveza. Hoy tocaba catar el escenario Radio 3, que tantas alegrías nos ha propiciado a lo largo de los años. Y es que hay algo en ese pequeño espacio especial que, cuando se dan las circunstancias idóneas, se crea magia, y este año no iba a ser distinto. Y la magia esa noche la puso Midnight Generation con sus sintetizadores y estética retrofuturista. Su último álbum, Tender Love, consolida su habilidad para fusionar lo retro con lo actual, ofreciendo una colección de temas como Don’t Wait Up For Me o Energy, diseñados para contagiar ritmo y levantar cualquier pista de baile. No me cabe la menor duda de que todos los que allí nos congregamos —huyendo de propuestas más mainstream— bailamos de lo lindo y lo disfrutamos a tope. Nunca antes se había demandado un bis con tanta fervor como esa noche. Si os cruzáis con ellos, no lo dudéis. Descubrimiento absoluto del año.
Y es que después del tremendo inicio de jornada, el listón estaba demasiado alto. La banda vallisoletana Levitants consiguió congregar a varios amantes del indie patrio, pero tras semejante descarga de adrenalina del acto anterior nos supo a poco, así que decidimos ir al escenario Benidorm a esperar a la que para nosotras era la verdadera estrella de la noche: Zahara. Y es que la jienense representa el perfil de una artista multidimensional: posee una voz sincera y llena de matices emocionales, escribe letras que se atreven a abordar temas incómodos, y además se desenvuelve como escritora, productora y referente dentro del panorama cultural español.
Su música habla desde la fragilidad y la valentía, dejando huella con composiciones honestas y poderosas. Esa noche en Benidorm brilló como la gran estrella que es, defendiendo su último disco Lento Ternura. Una pena que parte del público no acompañara, más preocupado en charlar sin descanso que en admirar la excepcional actuación de una artista 10.
Extasiadas y maravilladas tras una actuación tan profunda, tocaba moverse al escenario Vibra Mahou para el acto final del día, el dúo australiano Empire of the Sun. Mi pregunta inicial era: ¿tienen Empire of the Sun algo que decir en 2025? Pues, según los usuarios de cierta red social experta en poner de moda artistas que alcanzaron su punto cúlmen en la década anterior, parece ser que sí. Además, en 2024 publicaron su último disco de estudio, Ask That God. El escenario estaba a reventar y los allí presentes bailaron durante la hora que duró el espectáculo electrónico y visual, que incluyó varios cambios de vestuario, todo lo cual contribuyó a crear esa atmósfera de teatralidad característica de la banda.
ÚLTIMA JORNADA
El domingo solo había cabida (y cuerpo) para la que sin duda era la actuación más esperada por las girlies en esta edición: Amaia. No seremos nosotras quienes pidamos una Amaia cabeza de cartel o, por lo menos, una actuación a una hora más adecuada para la magia de la pamplonesa, porque qué sabremos nosotras de organizar festivales. En cualquier caso, ver la puesta de sol al son de Quedará en nuestra mente o Bienvenidos al show tampoco estuvo nada mal. Además, esta vez el público sí acompañó. Algo único, nunca experimentado por esta servidora antes jamás en un festival: la artista pidió silencio durante su actuación de Ya Está, usando su arpa, y el público enmudeció. Inaudito.
Un año más, y van 15, el Low sigue siendo el festival de verano que más apuesta por artistas nacionales, que más pequeñas gemas nos descubre, manteniéndose firme y fiel a su estilo año tras año. ¡A por la decimosexta edición, Lowers!
Texto: Rebeca Pérez Hernández
Fotos: Julia Braña