Cuando una banda ha conseguido el éxito y la expectación en un tan corto espacio de tiempo, no puedes negar que están haciendo las cosas bien. Hace tan solo año y medio recibimos la primera invitación para conocer a esta emergente banda de la mano de nuestros amigos de Wohler, la segunda fue gracias a Mahou, cada vez que leíamos, veíamos o hablábamos de Ultraligera, había mas incondicionales, más gente que la empezaba a seguir, que la tenía como favorita en su reproductor… Han crecido como pocas bandas hemos visto, hasta el punto de colgar un “no hay billetes” cinco días seguidos en una sala como la Riviera de Madrid, pocos consiguen esto. Así que con todas las ganas del mundo y gracias a Mahou que siempre ha apoyado a esta banda (y que también nos ayuda mucho a nosotros), acudimos a una noche de concierto que tenía ese aire especial de las grandes noches.
La noche empezó de la mejor manera posible, ya desde la cola de la puerta, donde apareció el oso y el hombre enmascarado, se creo esa sensación indefinible de querer ver un concierto de los que no quieres olvidar ¡y vaya si lo fue! Una vez dentro, ya detectabas que lo de esta banda es muy serio, la escenografía, aunque austera, recordaba a los grandes rockeros de los 80, un gran andamio donde se dispondría el grupo en diferentes niveles, presidido por la batería y donde ya se intuía que ante el ímpetu característico de Gisme, iban a ocurrir cosas.
La entrada fue de las que hay que estudiar en primero de carrera de banda de música, por un lateral, totalmente inesperada, todos ataviados con su característica máscara y con una estética de boxeador que ha repartido leña (un detallazo el maquillaje del cantante, con unas cicatrices y ojo morado que parecían reales) para disponerse en el escenario y empezar con uno de sus más potentes hits, “La basura”. A pesar de todo esto, entre el público y la prensa rondó una percepción un tanto extraña, hubo una pregunta que personalmente me llegó un par de veces ¿están tocando en directo? Pero lo cierto es que el show es el show y la gente estuvo disfrutándolo de lo lindo.
El primer tramo del concierto fue potencia pura, como nos tienen acostumbrados, en este aspecto a mí me encanta definirlos como los Kiss españoles (se que es muy atrevido, pero la teatralidad invita a hacer estas comparaciones). Todo en este grupo es excesivo, pura energía, incluso un buen punto del mejor glam que podamos ver por aquí. Se sucedieron temas como “Si tú supieras», «Mala manía», «Amor amor», «Silla de mimbre» y «Barco de carga”.
La segunda parte del concierto fue un poco más de lo mismo, pero tal vez con una puesta en escena más cuidada. Mejores luces, menos ropa, más movimientos de Gisme… “Luna cansada», «San Valentín», «Pelo de foca», «Me miras mal», «Mierda de fiesta», «Hasta el fondo», «Tú no lo ves», «Recuerdos del baile” fueron los temas que siguieron, temas a los que el público respondió enfervorecido. Hasta terminar en un vis un tanto especial con matanza en el hotel, del cual no desvelaremos el final aquí, pero que no deja indiferente a nadie.
La banda se va consolidando poco a poco, si bien es verdad que se ve la trayectoria corta de la misma y cierto tufillo de que en los tiempos que corren, aunque no es lo más importante para ellos, se hacen demasiadas concesiones a las redes sociales. Pero la progresión es muy palpable, no en vano han conseguido en un año lo que muchas bandas han tardado décadas. Pero si quieren ser una de las grandes bandas del rock español recordadas por muchos años van a tener que seguir trabajando en ellos mismos, no llevan mal camino, pero necesitan aún ese poco que los consolide como gran grupo y no como fenómeno fan de redes sociales. Esperamos con ansia el próximo concierto de este grupo y nuevo disco (en el que ya están trabajando) que nos hagan disfrutar tanto en sus shows, aunque nos hayan dejado con un gran sabor de boca.
Texto y fotos: Eduardo del Olmo
