Crónica de conciertos: The BellRays – Loco Club, Valencia. 28-06-2022


Mencionar a The BellRays en una conversación entre melómanos es como pronunciar una palabra mágica, automáticamente notas en sus rostros el recuerdo de un hechizo llamado concierto hablándote de lo grandiosos que son en directo. Confieso que nunca les había visto en vivo, a pesar de que han sido varias veces las que han recalado en Valencia, de modo que esta nueva parada que hacían en nuestra ciudad era la ocasión perfecta para quedar por vez primera bajo el influjo de ese hechizo.

Tras su paso por Barcelona, The BellRays tenían precisamente la segunda cita de su gira española en la sala Loco Club, dentro del marco de la Gira Vibra Mahou by Mad Cool 2022. Era un martes y poco a poco la sala se fue llenando para recibir el credo de Lisa Kekaula y Bob Vennum a golpe de rock, punk, blues y soul, y es que no son pocos los fieles que esta banda tiene en Valencia, apresurándose además a instalarse en las primeras filas pocos minutos antes del concierto.

Los cuatro músicos subieron al escenario arrancando ya con fuerza el primer tema, “C’mon”, caldeando así  los ánimos de una audiencia ávida por sudar la camiseta con el directo de esta banda originaria de California. A medida que iba avanzando el concierto, todo parecía inundarse cada vez más de la energía que irradian Lisa Kekaula, un auténtico portento de mujer con un poderío vocal incontestable, y Bob Vennum afilando su guitarra con unos maravillosos solos con los que desfiló entre el público en varias ocasiones. La banda nos brindó varios momentos brillantes durante la noche, quizá uno de los primeros fue la magnífica versión que hicieron del clásico de The Temptations “Ball Of Confusion (That’s What The World Is Today)”, convirtiéndola en un torbellino eléctrico, que enlazó con los riffs de corte punk que dan comienzo a “Power to burn”.

Y es que no deja de sorprender como esta banda consigue realizar una perfecta amalgama sonora tomando de cada estilo un ingrediente clave: la energía del punk, el vigoroso ritmo del rock, la fuerza emocional del blues y esa interacción entre la llamada del vocalista y la respuesta del público tan propias del soul y el góspel; porque durante la segunda mitad del concierto Lisa no dejó de exhortar al público, lanzando proclamas que esperaban la respuesta de la audiencia, o señalándonos para hacernos enardecer en un rito comunitario, y abriendo sus brazos como una predicadora que ha venido a sanar nuestras almas con un amuleto en forma de pandereta (sustituida más tarde por un abanico rojo para combatir el calor), incluso llegó a improvisar una sencilla coreografía junto a Bob para que nos uniésemos a sus movimientos.

Por otra parte, temas como “Everybody Get Up”, encargado de exaltar los ánimos, se encadenaron sin interrupción con otros temas, en este caso con “Infection”, con una sensualidad latente y un talante más blues donde la guitarra y la voz se iban intercalando el protagonismo. También hubo fundido encadenado entre “Shake Your Snake”, donde Lisa aprovechó para pasear entre el público tocando el kazoo, y “Perfect”, momento que aprovecharon para presentar tanto al bajista como al batería que les acompañan en la gira; Lisa y Bob les cedieron el protagonismo observándolos de rodillas, dejando que cada uno de ellos nos cautivase con unos solos que no hacían más que ratificar que sobre el escenario desbordaba el talento. Bob Vennum, por su parte, no solamente estuvo a cargo de la guitarra y algunos coros, sino que además se alzó como voz principal en algunos temas como “Never Let A Woman”, mientras Lisa se mantuvo a los coros en el estribillo.

Llegando hacia el final del concierto Lisa ejerció como prestidigitadora sobre el escenario, hechizando a cada uno de los instrumentos. “Run!” gritaba señalando hacia el bajo, y el bajo se convertía en protagonista sobresaliendo en un pequeño solo instrumental; “Run!” turno para la batería, “Run!” turno para la guitarra, y así sucesivamente hasta llegar a la eclosión sonora. “Black Lightning” fue la encargada de poner el punto y aparte, derrochando la dosis final de un rock enérgico que contagió a toda la sala, el punto y final lo pondría el único bis que nos regalaron, ¡ójala hubiesen sido unos cuantos más! A partir de ahora creo que a mí también se me va a iluminar la cara de la emoción recordando este concierto cuando alguien me hable de los BellRays.

Texto y fotos: Patricia Alambiaga

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