Beady Eye- Different Gear, Still Speeding 18


«Nos separamos, empezamos una nueva banda. Algunas personas odiarán el álbum, a algunas personas le va a gustar. Algunas personas aborrecerán los conciertos, a algunas personas les va a encantar. Fin de la puta historia.»
(Liam Gallagher)

Comprendo la cierta decepción que este disco ha significado para muchos que esperaban guitarras y ásperas andanadas liamescas.

Es éste un disco calmo, preciosista, con cierto aire a los Coral del principio, o a Ocean colour scene en forma, ambos grupos revivalistas de los 60. Hay en este disco la extraña comunión entre una cierta humildad en los planteamientos y una gran hambre de agradar, de llegar, de comunicar. También un cierto abuso de letras simples, en ocasiones intrascendentes, que agigantan los textos de Noel. Y Noel no era Dylan.

Todo esto lo podíamos intuir a través de los últimos dos discos de oasis, comparando autorías de canciones.

El disco empieza de forma inmejorable. Con unos versos trepidantes y amenazantes (ese «Sleepwalk away the life» escupido más que cantado), la voz de Liam tal vez no ha sonado tan bien desde Cigarrettes and Alcohol. Sin un estribillo de empaque, las guitarras suplen sin punteados espectaculares, pero dando cuerpo, esa falta de concreción pop.

La letra de pronto dispara las alarmas. Parece un mensaje cifrado, a lo how do you sleep? de Lennon, para su hermano. Four Letter words (expresión inglesa para las palabras malsonantes) es, en cambio, una canción compuesta por Andy Bell (y probablemente con su ex pareja en mente). Pero imposible no ver en ese «Nothing lasts forever» un negativo fotográfico del «you and I gonna live forever» noeliano.

Sigue el pequeño tropiezo que significa Millionaire. Un medio tiempo desenfadado, ligero, algo infantil, remitiendo a un joven Steve Marriott y sus Small Faces. Para cuando acaba la canción, un pequeño bache, queda claro sin embargo que Liam no ha tenido mejor voz desde el 94-95.

El single The Roller nos lleva a un camino de reflexión. Es una canción de Gem Archer, propuesta para entrar en el peor de los albumes de Oasis, Heathen Chemistry. El hecho de que Noel rechazara una canción más que apreciable para el album que más escaso está de talento (y en el que los mejores chispazos son del entonces inexperto como compositor Liam, o en la cara b de single de Andy, Thank you for the good times, que en condiciones normales hubiera sido un single claro) nos ayuda a comprender como el mejor amigo y aliado de Noel en el grupo ha acabado enrolado con Liam.

The Roller, el Instant Karma de Beady Eye, es un gran single que nos devuelve al Gem en forma de Heavy Stereo.

Beatles and Stones, primer corte compuesto por Liam, es un rock básico a la Chuck Berry, con arreglos sesenteros que liman sus aristas. Músculo necesario para el directo, divertido, refrescante. A destacar la humildad nostálgica de la letra, que tiene una calidad ciertamente entrañable, como de amigos hablando de los gupos preferidos.

Wind Up Dream, segunda contribución de Gem, comienza con aires a lo Harrison, pero las guitarras, los arreglos, y la entonación de Liam nos remiten al Be here now, y de pasada, a golpe de armónica, también a cierta época ácida de los Rolling Stones (Between the Buttons).

Bring The light es un Jerry Lee Lewis + Let’s spend the night together. Más músculo para el directo, lo cual en un disco como este es muy necesario. Muy de Liam.

For Anyone, tercera aportación de Liam, es otro de los puntos débiles. Y sin embargo, aquí, más que la canción, aprecio el ambiente, el sonido, la evocación. Una especie de cara b de Herman’s Hermits desenterrada de algún ignoto estudio de grabación de los 60s.

Kill for a dream, de Andy, es sin duda la peor del disco. Es una imitación de Oasis, de las que firmaba cuando capitaneaba Hurricane #1, pero sin la chispa de algunos de aquellos singles. Es también suficientemente parecida a la aportación que hizo para el Don’t believe the truth (Keep the dream alive). Lo podría tener todo para encandilar, unos versos que comienzan cantados con convicción, buenas melodías, buenos arreglos, pero no alcanza, se queda en una balada edulcorada, que no concreta en un buen estribillo, que se eterniza, que no emociona.

La recta final del disco mejora. Standing on the edge of noise me encanta. La comparan con Get back de los Beatles como si aquella fuera única y original. También podría ser de slade. La verdad es que el inicio me recuerda al Bolan más macarra, y la manera de cantar de Liam, venenosa, eleva esta canción a una dimensión única. Vemos que el esqueleto del disco lo arman las composiciones de Gem.

Wigwam es hermosa, crece, tal vez demasiado lentamente, hasta un crescendo a lo Hey Jude. Liam trata de huir de su simplicidad compositiva. De nuevo hay partes que me recuerdan más que a los Beatles, a aquellos Stones ácidos (para mi los mejores) de la época de She’s a Rainbow. Es decir los Stones tratando de ser más beatlescos que los Fab Four.

Three Ring Circus nos deja la mejor voz de Liam en años. Unos versos vacilones para un medio tiempo rockero. Buenas guitarras de Gem que en directo deben ser deliciosas.

The Beat Goes on, un tanto naif, es otra de las de Andy. Esta vez sin embargo, la melodía es tan hermosa, la voz de Liam tan cálida, que nos llega, nos alcanza. Una balada a lo Ocean Colur Scene. La letra, demasiado simple, pero con algún buen giro.

The Morning Son es un final de disco lánguido, climático, de minutaje generoso, voz etérea. Un poco cumpliendo la función de Soldier On en el último de Oasis. Ya comenté entonces que me recordaba al estilo de Procol Harum, un tanto progresivo, pero no demasiado, emocionante, tal vez necesitado de mayor contención y concreción. Un lento crescendo final.

Pd. La cara b Two of a kind es un buen y simple rock, y tal vez junto a la otra cara b world outside my room; superior, tierna, muy a lo Ray Davies de los Kinks, con un registro vocal relajado para un Liam que solía rehuir esa melancolía (y que incluso en su vena acústica de Guess God think I’m Abel, sonaba venenoso) a menos que se dejara poseer por el espíritu irónico de un Lennon (I’m outta time); debieron entrar por las dos más endebles de Andy, o por For Anyone de Liam.

Pocos criticos del primer globo sonda se fijaron en la versión de la cara B, Sons of the stage. Mientras Noel solía elegir obviedades para versionar (en ocasiones con acierto, pero una tendencia que llegó al extremo y al ridículo con Heroes) Liam elige un oscuro tema de la época de Madchester y se lo apropia con un sonido fiero, denso y amenazante, borrando de un plumazo la mayoría de mis dudas sobre el productor. Sons of The Stage es la verdadera cara A, una relectura de las que descoyuntan el original.

Progresa adecuadamente. Tan sólo esfuércense un poco más en usar otras palabras aparte de «love» y «come on».


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