Crítica de discos: Damon Albarn – Everyday Robots


Damon Albarn

Everyday Robots

Parlophone/Warner Bros 2014

damon

 

Veinte años, prácticamente exactos, han pasado desde la publicación de Parklife, uno de los hitos del britpop; y su principal artífice no puede hallarse más en las antípodas de aquel momento. La madurez de Damon Albarn ha consistido en alejar, a veces con demasiado empeño; a aquel muchacho líder de Blur que se devoraba los escenarios por un sosegado y cosmopolita artista que no deja de innovar ni un instante. Y para demostrarlo, ahí está el grupo virtual Gorillaz (con los que finalmente conquistó el mercado americano), sus varios trabajos de ópera, así como la colaboración con músicos tan dispares como Lou Reed, Flea, De La Soul, Bobby Womack y un largo etcétera.

Siendo sincero, a mí no me impresiona tanto esta parte de su curriculum, me gustaba bastante más el Damon Albarn orgullosamente cockney y que también demostraba ser un tipo inquieto musicalmente (tan pronto le pegaba al madchester como a Ray Davies o a Pavement). De sus inquietudes fuera de Blur me quedo con algunas cosas junto a Bobby Womack, los excelentes hits de Gorillaz y con su proyecto junto a Paul Simonon (The Clash), Simon Tong (The Verve) y Tony Allen (Fela Kuti), The Good The Bad And The Queen. Pero el resto no me dice nada.

Everyday Robots se defiende mejor que otros proyectos experimentales suyos, en que muestra a un Damon Albarn más desnudo de lo que cabría esperar, más cercano a lo que hizo en 13 (1999) con Blur. Lo que en aquel entonces fue una catarata de inseguridades marcadas por su ruptura con Justine Frischmann, hoy se diversifica más, tanto en momentos decisivos de su vida como en reflexiones sobre el individualismo actual.

El tema titular, Everyday Robots abre el disco con un sample haciendo referencia a la continua búsqueda de uno mismo (“did not know where they were going, but they knew where they were, it was not”). A la primera escucha parece un tema muy áspero, pero la sutil introducción de los vientos y piano, van dando cuerpo un tema que no es tan distinto de algunos de sus últimos aciertos, como On Melancolly Hill de Gorillaz. También austera, pero más emotiva, resulta Hostiles; bastando con un teclado serpenteante, una caja de ritmos y una guitarra acústica para desarrollar las inquietudes de Damon Albarn por las nuevas tecnologías (“Am I hoping to find the key to this, play of communications, between you and me”). El trip-hop, especialmente la influencia de Tricky, están presentes durante el tramo inicial del disco; también en el single Lonely Press Play, aquí con pequeños guiños a la bossanova.

El tono excesivamente tristón del disco alcanza una pequeña interrupción colorista en Mr. Tembo, dedicada a su hija, una de las mejores canciones de Everyday Robots, donde combina muy bien el góspel con los elementos hip-hop. The Selfish Giant sigue alzando la media del disco, con Damon en plan Leonard Cohen y con la colaboración a los coros de Bat For Lashes. You And Me es el corte más depresivo tanto por letra (habla de su antigua adicción a la heroína) como desarrollo, y también el más aburrido (excesivos minutos compadeciéndose a lo Thom Yorke); tónica que sigue presente en Hollow Ponds (recuerda un poco a Jigsaw Falling Into Place de Radiohead), cuyo elemento más destacable son las trompetas del final.

Damon Albarn intenta remediar el tedio creciente, con una recta final más electrónica y elegante. Los arreglos techno minimalistas de Photographs (You Are Taking Now) y el folk de The History Of A Cheating Heart resultan más cálidos y amenos que los anteriores temas. Aunque ninguna llega a la intensidad del duo final con Brian Eno, Heavy Seas of Love, el tema más radiable y optimista del disco, donde vuelve a mostrar su querencia por el góspel (¿su nuevo Tender?). Un necesario remate para un difícil álbum, que no recomiendo a nadie que solo conozca a Damon Albarn por Song 2 o Girls And Boys o por la rivalidad con Oasis en 1995. No es la obra maestra que probablemente buscaba su autor, sencillamente es un buen disco de madurez perfectamente orquestado y arreglado, aunque con menos carne y pasión que en ocasiones anteriores.

Juan Pablo Reig 

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