Crítica de discos: The Kooks @thekooksmusic – Listen


 

The Kooks

Listen

Virgin 2014

kooks

 

A estas alturas, y por muchos buenos momentos y risas que nos echemos, parece complicado encontrar un verano que combine la explosión de ilusión y desenfado juvenil como el que muchos disfrutamos entre el selectivo y el primer año de universidad. No sé si es un símil acertado, pero creo que se le puede aplicar a Luke Pritchard y los suyos. El verano de 2006 fue suyo con Inside In/Inside Out (que además fue el primer disco que compré en UK); lleno de canciones alegres y contagiosas como los himnos de mini de cerveza en mano Naive o She Moves On Her Own Way, guitarrazos deudores de The Libertines en Sofa Song, e incluso cuidadas gemas pop como Ooh La.

La facilidad para dar con melodías pegajosas, así como la inocencia y buenrollismo de su propuesta han permitido hasta ahora a The Kooks, si bien no encandilar a la crítica, si mantener cierto nicho de mercado en estos años, sobreviviendo con buena cara con discos como Konk (2008) y Junk Of The Heart (2011). Con cierto éxito, pero también algo desdeñados como una versión inofensiva y teen de Arctic Monkeys.Así que nada mejor que cambiar para despegarse las etiquetas, y con este Listen nos invitan a comprobarlo por nosotros mismos.

Los de Brighton parecen haberse empapado de la moda funk de los últimos años, pero combinándola sabiamente con una dosis de clasicismo rock como muestran en Around Town, en la que Primal Scream (especialmente hacia el final de la canción) y You Always Can’t Get What You Want de The Rolling Stones ejercen de influencia clara. Coros celestiales, palmadas y un bajo muy rotundo al servicio, sin embargo, de ese buenrollismo y esas letras de amor juvenil más que características de The Kooks (“could you love me when the world is crashing all around?”). En otros Rolling Stones, esta vez los de Undercover Of The Night, se fijan para seguir con Forgive & Forget, una adictiva chuchería en formato disco-funk, con estribillo ultra-pegadizo (“Yeah, you say you need someone tol ove, but ain’t me”).

Westside es uno de los temas representativos del disco, más que por bueno por reflejar mejor que ninguno la disposición de evolucionar. Las guitarras acústicas del comienzo nos hacer pensar inmediatamente en She Moves On Her Own Way o Rosie, pero después un agradable remate de sintetizadores y percusión R&B nos lleva a los 80, con un toque A-Ha. See Me Now es la balada dedicada al padre de Luke Pritchard, salvada por los coros de góspel; mientras que It Was London, que pasa revista a los disturbios de 2011 en la capital británica, no es Street Fighting Man pero lo intenta y con mucho merito.

Bad Habit cierra el lote rockero de Listen, con una interesante percusión medio-latina a cargo de Alexis Nuñez, reclutado en 2012. Es curioso que en todo este tiempo no se eche de menos el primer adelanto, el coqueteo hip-hop de Down, que lucía más cuando salió (con esa intro en plan Kanye West) que ahora en el conjunto del disco, pegadiza pero no tanto como para garantizarles un triunfo en los festivales.

A partir de aquí el disco coge un cariz un poco más incomodo con números medio soul como Dreams (una canción de rítmica efectivamente ensoñadora); electro-pop desenfadado con Are We Electric (con el mantra del disco, “this is evolution, so take my hand”), que oscila peligrosamente entre Foster The People, los Killers más petardos de Day & Age y el abismo de unos One Republic; o la sorprendente bossa-nova de Sunrise, posiblemente debida a sus numerosas estancias mexicanas.

Sweet Emotion es el remate final del disco y funciona en su mezcolanza de todos los estilos de Listen: guitarras acústicas, percusión latina-R&B, bajo funk y hasta pianos jazz. Sin ser su disco definitivo de madurez, y a pesar de que les falte podar un poco los múltiples palos tocados, The Kooks se renuevan con acierto con un cóctel ecléctico, optimista y muy alegre.

Juan Pablo Reig

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