Crítica de discos: Belle & Sebastian @bellesglasgow – Girls In Peacetime Want To Dance


Belle & Sebastian

Girls In Peacetime Want To Dance

Matador Records 2015

belle

 

Belle & Sebastian han decidido que quieren divertirse. El pop lo-fi, risueño y juvenil que dominó sus primeros años, aquel que practicaron en su etapa de Jeepster Records, ha sido dejado atrás como tantas otras cosas. Con su marcha de la banda, Isobel Campbell en 2003 se llevó consigo gran parte de los halos melancólicos que tanto habían caracterizado a los de Glasgow, lo que hizo que Stuart Murdoch se levantase del sillón y reorientara el sonido del grupo, buscando entre su colección de David Bowie.

Así, el cancionero de LP’s como Dear Catastrophe Waitress (2003) o The Life Pursuit (2006) se halla dominado por un espíritu más desenfadado y glam, pero sin perder la vista los mimbres para hacer notables canciones como Wrapped Up In Books, Another Sunny Day o Funny Little Frog. La ruptura con los Belle & Sebastian noventeros si parece concretarse definitivamente en su nuevo trabajo, Girls In Peacetime Want To Dance, un giro de los que dividirá y generará controversias entre sus fans.

The Party Line, single de presentación, es el tema con mayor potencial comercial de toda su carrera. ¿Oportunismo, ahora que está de moda reivindicar el funk? La melodía pasa por encima en este caso de cualquier suspicacia, adornada con cencerros y teclados verdaderamente infecciosos, como si hubiese sido producida por James Murphy. Una invitación a la fiesta tan explícita como refrescante (“There is nobody hear, but your body dear”).

Girls In Peacetime Want To Dance tiene dos partes bien diferenciadas. En las primeras cinco canciones, convergen acertadamente el nuevo rumbo (el single o The Power of Tree) con la delicadeza de su primeros discos, muy bien representada en canciones como la brillante Nobody’s Empire, en la que Stuart Murdoch habla del síntoma de fatiga crónica que sufre desde hace algunos años, o Allie, que recuerda a Ray Davies en solitario. Especialmente conmovedora es The Cat With The Cream, una balada ensoñadora con una exquisita tensión de cuerdas, con un cierto fondo a The Diviny Comedy o los Verve de Urban Hymns.

A partir de aquí, el álbum toma un camino irregular, con cortes interesantes, pero como un melting pot demasiado variado y minutajes excesivos, misma sensación dada por los Arcade Fire producidos por James Murphy. Perfect Couples es un africanismo-funk que entretiene, y de hecho, recuerda bastante a Reflektor. Tropiezan en la extravagante Enter Sylvia Plath, que desgraciadamente recuerda más a Camela que a Saint Etienne. También hay tiempo para el ambiente cabaret mezclado con el jazz en The Everlasting Muse o el synth-pop de Play For Today. Entre tanto abarcar, me quedo con las guitarras de The Book Of You y con el “menos es más” de la sencilla y tierna Every Had A Little Faith?

No es de sus momentos más destacados, más las detallistas letras de Stuart Murdoch, el groove imprimido a muchas de las canciones, así como el encaje de la voz de Sarah Martin, son puntos a favor de que este nuevo álbum de Belle & Sebastian pueda  ir creciendo con el tiempo, alejando a su vez el manto de amabilidad que les era característico.

Juan Pablo Reig

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.