Dry The River
No se si nunca os ha pasado que esperas tanto un concierto con tantas ganas que tienes miedo a que luego la sensación no sea tan buena. Personalmente, cuando supimos que Dry The River iban a girar por varias ciudades españolas, mi primera reacción fue de alegría. Su disco debut me pareció fascinante, y sólo había podido ver en directo canción y media, y es algo de lo que siempre me había echado en cara. Luego esa sensación pasó a un: «¿Y si luego me defraudan y se va toda la ilusión al traste?» pero aun así sabía que la cita del 24 de abril en la sala wah Wah era un MUST muy serio. Luego tuve la enorme fortuna de cruzarme por el camino con Nando Besada, bajista de Nunatak, cuya banda suena ahora por todos lados, y ya fue el empuje definitivo para agarrarme a la cita del Budweiser Live Circuit como una garrapata.
Los días previos estuve machacando el debut de Nunatak. Soy fiel defensor de el estilo folk, y que se hagan este tipo de propuestas en España pienso que es muy positivo. Además la banda de Cartagena esta de dulce, siendo esta gira junto a Dry the River un espaldarazo muy importante, y seguirán visitando los principales festivales del panorama patrio durante todo el verano.
Cuando entraba en la sala estaba sobre el escenario ya Nunatak, que suenan como una maquinaria perfectamente engrasada que hacen resonar las canciones de su disco debut “Nunatak y las luces del bosque” (SonBuenos, 2014) de manera impecable. Canciones como «Luz en su voz» o «La Cuarta Dimensión» muestran la versatilidad de la banda donde combinan violines, teclados y cuerdas con una poderosa batería y unos juegos vocales muy conseguidos. El cierre con «Soy Viento, soy fuego» hizo que anheláramos una próxima actuación, y por suerte, en el SOS 4.8 de Murcia disfrutaremos de su excelente directo otra vez.
Nando Besada de Nunatak
Dry The River salieron ya con la sala abarrotada como hacía tiempo que no veía, la expectación era máxima y mis buenas sensaciones se corroboraron cuando empezaron con «Alarms in the Heart», canción que da título a su nuevo disco. Siguió «New Ceremony» donde la voz de Peter Liddle, su lacónico cantante se levanta en toques épicos y alcanzan altas dosis de emoción. Una dosis que quizá caiga un poco con los nuevos temas, sensación quizá debido a que no tengo tan trillado el disco como su espléndido debut de 2012 Shallow Bed, pero que gracias a el encaje de la banda hace que no puedas dejar de sonreír y asentir durante la actuación.
Peter Liddle de Dry The River en pleno éxtasis
El aspecto de los integrantes con sus melenas y tatuajes hace que el efecto visual sea extraño, pues en ocasiones la dulzura con la que susurran todos y cada uno de los miembros de la banda parece que no concuerde con lo que estás viendo, pero en su lírica está su fuerte y el desgrane de temas apabulla y deja ensimismado. Tras el cierre con «No Rest», la banda se despidió, para volver entre el público y bajo un silencio sepulcral tocar «Shaker Hymns» y cerrar con la fuerza y épica de «Weights & Measures» y la sensación de que habíamos presenciado un espectáculo fascinante, por lo que mi sensación final, fue de felicidad absoluta.
Xavi Hernández
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