Mañana comienza la gira de Lee Fields & The Expressions


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Mañana miércoles la sala Barts de Barcelona (dentro del marco del festival Grec) acogerá el primero de los cuatro conciertos que el estadounidense Lee Fields, acompañado por su grupo The Expressions, ofrecerá esta semana por nuestra geografía. Tras la capital catalana llegará el turno para Madrid (el jueves, en la sala El Sol -recordad que en un principio se anunció otra sala, pero El Sol es la definitiva-), Soria (el viernes, en el Enclave de Agua Festival) y San Sebastián (el sábado, en el Escenario Verde del Heineken Jazzaldia). Convencidos estamos de que en cada una de las actuaciones de esta gira el soulman de Carolina del Norte vencerá y convencerá, habida cuenta de cómo combina magisterio y entrega, esta última hasta acabar literalmente empapado. Fallecimientos recientes como los de Ben E. King y Percy Sledge nos muestran que existe una generación de intérpretes de música negra que empieza a perder representantes, de manera que más hay que valorar aún no solo la continuidad, sino el impresionante estado de forma que muestra alguien como Lee Fields a estas alturas de su carrera. No olvidemos que él ya publicaba música en los años 60 y que a pesar de esa longevidad su fuego sigue quemando. Su último trabajo discográfico, “Emma Jean” (2014, así titulado en honor a su madre, lo corrobora. Ese álbum es, hasta el momento, el postrero eslabón de una cadena de grabaciones, iniciada en 2002 con “Problems”, que lo han consolidado este siglo como uno de los grandes veteranos de su género.

Han sido discos que le han servido para culminar una trayectoria que empezó a poner sus cimientos hace más de cuarenta años, cuando amasaba desde funk a lo James Brown hasta blues doméstico o soul sureño contemporáneo. Fue en los 70 cuando logró cuajar una sólida base de fans alrededor del funk, gracias a una serie de singles para pequeños sellos (a lo largo de su trayectoria ha grabado para una docena) que se convirtieron en populares objetos de culto y coleccionismo. Le apodaron “Little JB” porque su look, su manera de cantar y su groove caminaban paralelos a los de Mr. Brown. Renació luego en los 90 reconvertido en cantante de soul-blues a pleno pulmón, un bombazo del circuito sureño que derretía al público femenino. Pero ese mundo se le quedó pequeño al final de la década, gracias al reclamo que de su nombre hacían compatriotas hip hoperos que le sampleaban o británicos que militaban en los rare grooves. Y así, erigido en luz que iluminaba el deep funk y sacando nuevos singles que igualaban, y a veces hasta superaban, sus listones de los 70, renovó su crudeza y energía. Llegó entonces al antes citado “Problems” (2002) y el resto es historia. Una historia que él seguirá escribiendo esta semana, con su buena letra.

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