Crónica de conciertos: Mark Knopfler. Plaza de Toros de Valencia. 26-04-2016


Por casualidades de la vida, asistimos al que presumiblemente pudiera ser el último concierto de Mark Knopfler, ya que se despidió del público valenciano con un “Goodbye!”, igual que hizo la noche anterior en Barcelona. Comentó que ya era un hombre viejo, y a sus 69 años quizá no le apetezca realizar más giras, aunque la magia de las seis cuerdas permanezca todavía en sus manos. Dentro del “Down The Road Wherever Tour 2019”, título de su último álbum, no sólo escuchamos algunos temas del mismo, sino que Knopfler interpretó canciones destacadas de su carrera, con Dire Straits y en solitario. Lejos queda aquella actuación del año 1983 con su banda en el campo de fútbol del Levante U.D. a la que no asistimos, pero Knopfler no había vuelto a Valencia desde entonces. Debido a ello la expectación era palpable, con las entradas agotadas hacía meses, reuniendo a un público variopinto que iba desde viejos rockeros a niños acompañados por sus padres.

Tras tres intentos para acceder a la Plaza de Toros por tres entradas distintas, en las que no admitieron el pase de prensa (en una de ellas aguardando la cola que daba la vuelta al coso), finalmente pudimos acceder a la zona de prensa situada frente al escenario en las gradas. A las 21:00 horas, puntual, apareció un presentador vestido con chaqueta de la bandera inglesa, presentando a Mark Knopfler que acompañado por una banda de diez miembros (entre ellos percusionista, teclista, trompeta y saxo) interpretaron para comenzar un tema de su nuevo álbum, “Nobody Does That”, de aires funk reforzado por la sección de viento. A continuación los aromas country rock de “Corned Beef City”, mientras Knopfler iba cambiando de guitarra según la canción, con su famosa Fender Stratocaster roja, una azul y otra color crema, además del dobro metálico. La primera gran ovación llegó con “Once Upon A Time In The West”, aunque con unos arreglos de viento y percusión hacia el final que, para un servidor, desvirtuaron un poco la magia del tema.

“Romeo & Juliet” fue otra de las canciones de Dire Straits que pudimos escuchar, y siguió con alguna más del nuevo álbum, “My Bacon Roll”,  el folk de “Matchstick Man” y los aires celtas de “Done With Bonaparte”, con todos los músicos frente al escenario uno al lado del otro. Otro de los momentos reservados a Dire Straits fue para “Your Latest Trick” y ese solo de saxo con aromas jazzísticos que dio paso a “Silvertown Blues” o los efluvios latinos de “Postcards From Paraguay”. Afrontando el final del concierto sonó “On Every Street”, ofreciendo a continuación los momentos más eléctricos de la noche con el público en pie de los asientos del ruedo, con “Speedway At Nazareth” y “Telegraph Road” donde a pesar de acompañarle tres guitarristas, la de Knopfler sobresalía del resto, haciéndolas prácticamente inaudibles. Para el bis y tras una introducción con batería, percusión y teclados, rompió el solo de guitarra de “Money For Nothing” y el público enloqueció, cerrando tras más de dos horas con la emotiva “Piper To The End”, con ovación de gala para despedir a Mark Knopfler y su banda.

Texto y fotos: Carlos Ciurana

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