Crítica de discos: Atlàntic – «Desnivell positiu»


Atlàntic
”Desnivell positiu”
Autoeditado – 2024

La banda valenciana Atlántic presenta en sociedad su nuevo trabajo, “Desnivell positiu”, tercero en el cómputo de la formación (cuarto si contamos el EP debut), después de haber obtenido por su anterior “Volem els ponts” el Premi Ovidi al Mejor Disco Pop en 2020, con el que continúan en busca de la canción pop perfecta en valenciano. Una búsqueda incansable por parte de Josep Bartual (voz, guitarra) desde los lejanos tiempos de Iba Andando o Moonflower, junto con María López (bajo, coros) y Thomas Mantovani (batería), y en el que encontramos melodías luminosas y adictivas en la onda de unos Teenage Fanclub o The Lemonheads, pop de guitarras producido por la propia banda con ayuda de Carlos Soler Otte (Damien Lott) a la mezcla y masterización.

Y qué mejor forma de comenzar el disco que con unas brillantes guitarras, como las que encontramos en “Baina!” con María López haciendo segunda voz conjuntada con la de Josep, que fue el primer single escogido como adelanto del álbum. Le sigue el segundo single, “Anna Krushchenko”, la historia de una peculiar espía que cuenta con un estribillo que se adhiere a tu cabeza y no te suelta. Con “Monstres” adopta mayor protagonismo la voz de María, pasando a segundo plano la de Josep en lo que es otra delicia de canción. Rebajan la intensidad con “Esclat en la cara”, un medio tiempo pausado, siguiendo con “Mig ple”, otra descarga de puro pop pletórico de energía y tercer single del álbum. Un descanso en el recorrido por el disco nos lo entregan con “Un nou pla”, que sorprende en su tramo final con un destello de intensidad.

“Animal” es otro medio tiempo de pegadizo estribillo en el que destacamos el contrapunto vocal de María, pasando a una distendida y alegre composición en “El teu propi cel” en la que nos hablan de la infancia. La única concesión al castellano la tenemos en el título de “Podemos bailar” y en su estribillo mientras que la letra es en valenciano, una canción relajada que rompe a mitad de la misma en un ritmo de guitarra funk creciendo hasta el final de la misma. De vuelta a las melodías alegres con “El mestre de l´amor” y un riff de guitarra cuyo punteo se te clava en los oídos. Punto final con “Sibèria” en tono melancólico, solo quebrado por una contenida intensidad. En definitiva, Atlàntic entregan una colección de canciones diversas ampliando su abanico en las que el pop es el protagonista, afianzando su carrera.

Carlos Ciurana

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