Crónica de Conciertos: The Arch. Sala Play Club (Valencia) 22-05-2015


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Viernes por la noche en Valencia, las gentes se apresuran a salir de sus cubículos en busca de carnaza sonica a la que hincarle el oído. Los mas viejos del lugar, aquellos vampiros que succionaron las músicas mas underground en los 80, hoy se reúnen en un local de la ciudad como si fueran murciélagos confinados en una cueva llena de ropas de color negro, sintetizadores y discos de sonido oscuro. Es la noche de celebrar el encuentro de las alimañas alrededor de los sonidos Dark y EBM de un grupo de finales de los ochenta: The Arch, cuyo tema «Ribdancer» fue bastante escuchado en la escena de Valencia. Se puede considerar como un grupo menor dentro de la corriente musical electrónica y oscura de esa época, pero con una calidad y contundencia al nivel de otras bandas más populares. No son Front 242 ni Sisters Of Mercy, pero si la suma de ambos y algo mas. Esas guitarras distorsionadas, que parecen sintetizadas, se mezclan de forma personalísima con la contundencia de los bajos arpegiados y las voces siniestras de un carismático cantante con reminiscencias de un Nosferatu de ojos azules, un grupo que sirve de nexo de unión entre esa escena de los 80 con los nuevos grupos electrónicos que surgieron en la década siguiente en centroeuropa (Covenant , Apoptygma Berzerk , VNV Nation…)

 

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El evento comienza con un set de DJ del propio grupo que hace retumbar los cimientos del local, con una mini sesión de discos increíblemente bien elegidos. De algunos temas de Bauhaus, a prototechno industrial de principios de los ochenta a punk rock. Increíble e inesperado el poder bailar y redescubrir un tema ya olvidado de los imprescindibles Cabaret Voltaire, el Nag Nag Nag que hizo que literalmente algunos saltáramos en un baile frenético. Esta mini sesión nos dio a entender con su selección musical que muchos grupos de esa época se adelantaron décadas a su tiempo.

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Más tarde de madrugada empieza la actuación de The Arch, con unos sonidos de algo parecido a una guitarra eléctrica distorsionada muy sintetizada, marca de la casa junto a las voces profundas del cantante aderezados con unos fuertes ritmos de bombos y cajas electrónicas, en el balance negativo algo a lo que nos tienen ya acostumbrados los grupos electrónicos, la utilización omnipresente del Mac (¿pregrabado?).
Durante casi dos horas el grupo nos ofrece una actuación impecable de ritmo, sonido oscuro y voces profundas. Hay momentos de hipnosis sónica propiciados por unos bajos sintéticos arpegiados propios de la Electronic Body Music mas auténtica. ¿DAF o Front 242 escondidos en algún sitio del local también tocando? La actuación del cantante es dramática, afectada, como si de un reptil vestido de negro y con hipnótica mirada nos intentase contar historias de terror épico. Voz de tono profundo e impecable. Un tipo además simpático y muy entregado a su público, les regala selfies a los espectadores y no le hace asco a las invitaciones alcohólicas de los presentes.
Una actuación en la que se suceden las canciones, bailas pero no te cansas de escuchar por lo variado de las texturas sonoras. Temas mas lentos, con las partes cantadas mas patentes. Temas de puro ritmo electrónico frenético e incluso versiones de clásicos de la electrónica underground . Genial e imprevisible la versión de Los Niños Del Parque con un cantante chapurreando en castellano con la ayuda del público.
Para finalizar, su tema emblemático «Ribdancer» muy fiel al original que incluso gana en el directo. Y un tema adelanto de su próximo trabajo de estudio.
Vamos, un grupo con una salud hoy mejor que nunca y que hay que redescubrir.

Texto: Victor Rozalen
Fotos: Carlos Climen

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