Crónica de conciertos: Festival de les Arts vol.2 – Sábado


Badlands. Foto: Carlos Ciurana

Badlands. Foto: Carlos Ciurana

La segunda jornada del Festival de Les Arts atrajo más público que el día anterior, algo palpable a media tarde cuando el sol ya decaía, aunque el calor era menos sofocante que el viernes. También ganamos en algo más, como el sonido de los escenarios que mejoró respecto a la primera jornada.

Con Badlands iniciamos nuestro camino a hora temprana en el escenario Kaiku, el islote en medio del océano. El acierto de este escenario fue el de programar bandas con una proyección incipiente, como el caso de los valencianos, que armados con su folk y country van por la buena senda, contando con la voz portentosa de May,arropada por guitarra, violín, banjo contrabajo y batería, todos unidos armónicamente. Sus dos EP´s grabados hasta la fecha les conducen a un tercero de próxima aparición, del que adelantaron algún tema y cerraron con una versión del tema de «Ghostbusters».

Arizona Baby. Foto: Carlos Ciurana

Arizona Baby. Foto: Carlos Ciurana

Y del country pasamos al rock de raíces americanas en el escenario Coolway, donde  los pucelanos Arizona Baby ofrecieron un buen directo con un público que disfrutó de su propuesta basada en los sonidos clásicos, a pesar del calor todavía reinante. Su vocalista Javier Vielba afirmó estar poseído por su camiseta de la banda Venom, comentando que por alguna extraña conjunción planetaria a todos los grupos españoles les hacen tocar a primeras horas de la tarde, pero gracias al público les da fuerza para tocar. Su propuesta musical  tuvo una acogida enorme, derrochando fuerza el trío y con Rubén Marrón  haciendo sonar su guitarra con el slide. Escuchamos la versión de “16 Tons” y la ya clásica “Shiralee” en uno de los mejores momentos del festival.

Holy Paul. Foto: Carlos Ciurana

Holy Paul. Foto: Carlos Ciurana

La banda valenciana Holy Paul, ganadores de la presente edición del concurso  Vinilo Valencia 7.0 realizaron un buen concierto, supervisado el audio por Carlos Ortigosa a las mezclas, lo que hizo que contaran con un buen sonido. Entre el rock (“Onion Man”) y algún devaneo con el funky (“War Of Love”) dedicada a Prince,  transcurrió su actuación con buen ritmo.

Miss Caffeina volvían tras un pequeño parón de un año. El resultado de silencio ha sido un potente y bailable regreso que bajo el nombre de “Detroit”, destila sintes y estribillos redondos al más puro estilo Motown, dejando sobre el escenario la sensación de ferscura que tanto se requiere hoy en día sobre un escenario.

Dulce Pájara de Juventud. Foto: Carlos Ciurana

Dulce Pájara de Juventud. Foto: Carlos Ciurana

Una de las sorpresas del escenario Kaiku, esa isla perdida en medio del recinto, fue la de Dulce Pájara de Juventud, banda barcelonesa que milita en el sello BCore de sonido eléctrico e intenso, cambiando respecto a su primer disco. Lo pudimos comprobar de primera mano con temas como “Saying All Goodbyes On Fire” con toda su carga épica que arrancó aplausos entre los presentes. Un triunfo en toda regla.

Full. Foto: Xavi Hernández

Full. Foto: Xavi Hernández

La banda sevillana Full volvían a pisar el festival tras su actuación en la edición del año pasado, pero esta vez venían con un mayor reconocimiento de público que se notó en el calor de su actuación, enérgica y bien recibida por los presentes. Parece que su crecimiento es exponencial y no descartemos que vuelvan en posiciones de mayor honor dentro de futuras programaciones.

Izal sacó su pop de manual, y con disco nuevo bajo el brazo «Copacabana» pasearon su buen directo que tocó el clímax de los presentes con un gran final acompañados por fuegos artificiales, que para eso estamos en Valencia y nos encantan.

Los mallorquines de L.A eran uno de los platos más atractivos del festival, no defraudaron, aunque dejaron una sensación de lejanía con el público que no pareció acabar de conectar del todo con la banda.

El cierre de dicho escenario acuático lo llevó a cabo Bëlop, un trío de pop electrónico que comparten ciertos esquemas con lo visto la noche anterior con Bearoid. Vocalista a la guitarra, teclista y batería forman la base sobre la que desarrollan sus ritmos bailables, con canciones como “I Love The Way You Move”, puro hedonismo para la pista de baile.

The Drums. Foto: Xavi Hernández

The Drums. Foto: Xavi Hernández

Otro de los esperados grupos internacionales, The Drums, iniciaron en el escenario Negrita su concierto de forma suave con “Bell Labs” y el sonido escorado hacia la electrónica de su último trabajo “Encyclopaedia”. Por supuesto que sonaron canciones de sus discos anteriores como “Money” o la archiconocida “Let´s Go Surfing”, mientras Jonathan Pierce ofrecía sus bailes imposibles, aunque ya no causen la sensación que despertaron hace años.

Slow Magic. Foto: Xavi Hernández

Slow Magic. Foto: Xavi Hernández

El punto final al festival lo puso el enmascarado Slow Magic con un live electrónico en el que iba lanzando temas propios (“Waited 4 U”) desde el portátil y controladora, su remix para Delorean del “Destitute Time” o una versión de “All The Small Things” de Blink 182 mientras golpeaba dos tambores lo que le daba un aspecto tribal, quemando las últimas energías del público.

Carlos Ciurana / Xavi Hernández

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