Crónica de conciertos: Las Ruinas + Fantastic Explosion. Loco Club, Valencia. 12-04-2019


Diez años dan para mucho, tanto como para embarcarse en una ginkana musical a contrarreloj para sacar 10 discos en 10 años y decir adiós. Sí, puede sonar a locura, pero es una de esas locuras que enamoran firmada por Las Ruinas. Así que, dicho y hecho: tras lanzar su noveno álbum, “Alucinaje”, y a la espera del décimo y último disco que será un directo, el trío barcelonés ya se puso a dar sus últimos pasos hacia la meta en una gira de despedida que les llevó a la Sala Loco Club el pasado viernes 12 de abril, siendo Valencia la ciudad que puso el broche final a esta aventura en directo junto a Fantastic Explosion como teloneros.

Si cierras los ojos y cinco músicos valencianos llamados Fantastic Explosion arrancan motores sobre el escenario, viajas directamente a la escena mancuniana de los 90’ (Happy Mondays, Inspiral Carpets, The Charlatans); tan inevitable no citar a los de Shaun Ryder como referente de su estilo como no acabar disfrutando de las melodías bailables facturadas por este quinteto. Y así, con una grabación de fondo, abrían Fantastic Explosion una velada en la que interpretaron íntegramente su EP “Of Time” publicado en febrero de este mismo año y un par de temas de su mixtape “Virginia”. “Reaper” fue el tema que dió el pistoletazo de salida y que acabó enlanzando con una de esas canciones de melodías redondas, “Virginia”, gracias a los ritmos finales a cargo de la batería. La pegadiza “Flying Rats”, “Keep Trying” y esos ritmos contagiosos que claman convertirse en un hit clásico de la banda, y “Water/ Cheese” con su montaña rusa de cadencias sonoras, fueron algunos de los temas que desfilaron por un repertorio que cerró “Afrobell” mediante unos enérgicos riffs de guitarra y unos teclados de tintes psicodélicos, que lograron revivir tras una fortuita caída sobre el escenario. Sin duda, esta banda ha sabido recoger lo mejor del sonido Madchester para componer un puñado de buenos temas que esbozarán la sonrisa de los más nostálgicos además de levantarles los pies del suelo en directo. Deseando escuchar más material de esta banda para poder disfrutar de un concierto algo más extenso.

Turno para Las Ruinas y su arrolladora ceremonia de despedida. Porque hay momentos que uno no sabe si quiere que lleguen o no, pero una vez llegados, simplemente disfrutas y nada más, así que con esa filosofía los allí presentes dejamos marchar por la puerta grande a los prácticamente 10 años de andadura de Edu Chirinos (voz, guitarra), Jaime Bertrán (voz, bajo) y Toni López (batería). La ocasión merecía un setlist tan extenso como inolvidable, y así, abriendo con “Se remata un corazón”, se fueron sucediendo una galería de hits que repasaron toda la trayectoria de la banda: “Señoras que miran mal”, “Viva la resolución”, “Fruta de Temporada”, “Cubata de Fairy”, “Secundarios del mundo, Uníos!”, “El Olivar”, “Ramón y Cajal”, “Mi vecina es una asesina” o la clásica y coreada “Cerveza, Beer”, que se alternaron con los temas más recientes de la banda incluídos en su último disco tales como “Piensa por ti mismo”, con una línea de bajo cobrando protagonismo, la rotunda “Coloso”, o “Lo que siento por ti”, un tema de melodías pegadizas con Jaime a las voces que aborda el asesinato de la activista hondureña Berta Cáceres.

Más de treinta temas transitaron por el repertorio de este último concierto para deleite de los asistentes y de algunos amigos de Las Ruinas que no quisieron perderse este colofón final, entre ellos Jorge, vocalista de la ya desaparecida banda Gabriel y Vencerás, que no dudó en subirse al escenario para hacerse a los mandos del micrófono e interpretar el tema homónimo al nombre de su banda para, al final, acabar saltando sobre el público. A lo largo del concierto los temas de corte más pop de la banda se entremezclaron con otros temas de apenas 2 minutos de duración en los que una acelerada guitarra punk rugía rozando casi el hardcore, y es que suenan Las Ruinas mucho más contundentes y potentes en directo que en disco de estudio, sus temas siguen destilando frescura, inmediatez y vigorosidad sonora, algo que sólo puede gestarse desde la naturalidad y honestidad musical que desprende este trío que parece no haber dado tregua a la creatividad.

Cerrando el concierto llegaron los persistentes ritmos noise plagados de distorsión de «Ovni», un largo viaje a través del ruido en el que Edu acabó dejando la guitarra en el suelo preguntando “¿Quién quiere la guitarra?«, y allí estaba Hans Laguna entre el público, músico que comparte el mismo sello discográfico en el que militan Las Ruinas, dispuesto a tomar el relevo sonoro, empuñando la Gibson Flying V de Edu tocando el final de «Ovni», un final apoteósico que el público se negó a aceptar, reclamando el regreso de Las Ruinas sobre el escenario. Dicho y hecho, la banda salió de nuevo en escena preguntando si había alguna petición especial para los bises, “Hacia la luz” se escuchaba con insistencia entre el público sin demasiada fortuna, porque las tres últimas canciones que todavía palpitaron con vida en el escenario, antes de apagar definitivamente las luces de esta aventura musical, fueron “Me manifiesto”, “Chica fiestera” y “Errantes”. Y así acaba esta bonita historia en la que la única certeza es que todo lo que empieza tiene un final. Gracias a Las Ruinas por diez años llenos de canciones, de zarpazos eléctricos, de acidez e ironía, y por un concierto final tan especial.

Texto: Patricia Alambiaga / Fotos: Carlos Ciurana

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