Crítica de discos: Kings Of Leon @KingsOfLeon – WALLS


Kings Of Leon

Sony Music

2016

kings-walls

Una banda para todos los públicos. Ni más ni menos. Y tiene todo el sentido del mundo, después de ver su trayectoria y también como han reconducido sus vidas después de la resaca (mal digerida) de Only By The Night. Varios de los Followill están casados, tienen un estilo que consideran fiable y en facultad por tanto de orillar cualquier giro brusco que haga arquear las cejas de sus fans.

Esto no tiene porque significar nada negativo; hay grupos con una gran vocación comercial que nos siguen ofreciendo buenos momentos, y al fin y al cabo los Kings tienen un sello muy característico tanto en la arenosa voz de Caleb como en su inspiración redneck sureña. También ayuda que en su búsqueda de lo épico todavía no han descendido a lo más bajo de la autoparodia como han hecho últimamente Muse.

Tras firmar un correcto Mechanical Bull en 2013, cambian a su productor de siempre Angelo Pentaglia por Marcus Dravs, aunque esto no significa que WALLS sea un album mucho más revolucionario que el anterior. Se aprecia el esmero en la presentación del plato, con un acabado más pulcro y aseado, pero le siguen faltando condimentos que sorprendan (aquí se echa de menos el bajo de Jared Followill, menos presente que en otros discos de la banda).

Con todo, WALLS tiene muchos puntos fuertes y uno de ellos es la capacidad de encontrar singles efectivos sin apenas esfuerzo. Waste A Moment es una invitación a quemar rueda en la carretera, tanto en lo lírico como en lo musical, donde prevalecen los guiños a su exitoso Sex On Fire. También busca el impacto Reverend, con frases más directas que sutiles («beast of the wild with a porcelain smile as it passes around, the truth in disguise from the billowing eyes isn’t working on me») y buenos solos de guitarra. Otros cortes con muchas papeletas para triunfar en los festivales del próximo verano, son la medio southern medio funky Around The World, con una percusión totalmente playera; y Find Me, un necesario ejercicio de rock que les acerca a los terrenos de Foo Fighters o My Gaslight Anthem.

La segunda mitad de WALLS si se hace más pesada; y es que años después de aquella etiqueta de los «Strokes sureños», aún andan haciendo descaradas concesiones a Julian Casablancas como en la flojita Eyes On You o languideciendo en temas como Muchacho o la propia Walls. No obstante, también hay aciertos como Conversation Piece y sobre todo Over (una de las mejores baladas que han hecho nunca); donde Caleb se deja la garganta entre enmarañados bajos y una emocionante guitarra acústica, abordando desde la emoción su pasado alcoholismo. Sin estar especialmente inspirados, Kings Of Leon sacan adelante un séptimo album variado y entretenido, a veces demasiado amable pero con suficientes aristas y canciones para aquellos que han disfrutado de todos los giros de su carrera.

Juan Pablo Reig

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